En español se llamó Marcado por el Odio pero el título original de la película que hizo de Paul Newman una estrella era Somebody up there likes me, en traducción libre, A alguien le caigo bien bien allá arriba.
James Dean iba a interpretar la turbulenta historia del boxeador Rocky Graziano pero murió un día después de entrevistarse con los directivos de la Metro. Así empezó una de las carreras más consistentes, sólidas y mágicas de la historia del cine, para el inmenso placer de los mortales de aquí abajo.
Paul Newman ha fallecido a la edad de 83 años, rodeado de su familia, en su casa de Westport, Connecticut, según ha anunciado Vincenzo Manes, presidente de su fundación italiana Dynamo Camp di Limestre. El actor padecía un cáncer terminal. Su entorno hizo lo posible por mantener la máxima discreción sobre su enfermedad. Disipando recientes rumores sobre su estado , Newman, siempre elegante, había declarado, tras una reciente estancia en un hospital de Nueva York, que sólo padecía alopecia galopante.Las alarmas se dispararon en mayo cuando renunció a dirigir su primera obra en el teatro local de Westport.A primeros de agosto, la noticia parecía confirmarse: a Newman le quedaban unas semanas de vida y deseaba pasarlas con los suyos.
El hombre que adornó los posters de tantas habitaciones y las carpetas de tantas estudiantes era una persona extremadamente privada que vivía su fama con mucha suspicacia."No creo que Paul Newman crea de verdad que es Paul Newman", dijo en una ocasión, William Goldman, el guionista de Dos hombres y un destino.
Newman construyó su estrella a finales de los 50 y principios de los 60 en papeles un pelín teatrales pero fantásticamente dramáticos: rebeldes, crueles, y desesperados aunque se les fuera la vida en ello: el timador y buscavidas Fast Eddie Felson en El Vividor (1961), personaje que diluiría veinticinco años más tarde en El Color del Dinero; el vaquero amoral que intenta violar a la veterana Patricia Neal en Hud (1963), y por supuesto el objeto de deseo de las tragedias sureñas: la de William Faulkner, El largo y cálido verano (1958) pero especialmente las de Tennessee Williams, La Gata sobre un tejado de zinc (1958) y Dulce Pájaro de Juventud (1962).
La rebeldía se hizo ironía en personajes más convencionales: el mejor argumento de la causa sionista en Exodo (1960); el investigador privado de Harper (1966); el Butch Cassidy de Dos hombres y un destino (1969), que se lleva a Bolivia al entonces escasamente conocido Robert Redford; y cuatro años más tarde, repitiendo tándem hipnótico, el timador de El Golpe. Durante muchos años se especuló con una tercera reunión Newman-Redford. Sobre la primera se siguen contando historias de un épico rodaje de juerga que ninguno de los dos quiso olvidar: Redford hizo de Sundance un festival y Newman le puso a una de sus obras caritativas, un campamento de verano para niños con enfermedades terminales, el nombre de la banda: Hole in the Wall.
En su última etapa cinematográfica, la ironía se volvió francamente amarga: el importador de vinos injustamente acusado en Ausencia de Malicia (1981) dirigida por el recientemente desaparecido Sydney Pollack; el abogado desahuciado de Veredicto Final (1982), una de las obras maestras de Sidney Lumet ; el implacable gangster irlandés de Camino a la Perdición (2002), su último gran papel.
Por mucho que le pesara, en ninguno de sus personajes Newman pudo obviar que era uno de los hombres más irresistibles del celuloide. Newman no andaba, se movía, y con él todas las partículas del aire que le rodeaban.
La Academia, como ha pasado tantas veces, tardó lo indecible en recompensarle.Le nominó siete veces antes de darle un Oscar honorífico en 1986 y un año más tarde, ya finalmente, un galardón por su interpretación en El color del Dinero.
Paul Leonard Newman nació en Shaker Heights, un suburbio de Cleveland, Ohio, el 26 de enero de 1925. Su padre tenía un próspero negocio de material deportivo y le dio una vida confortable. Luchó en el Pacífico en la Segunda Guerra Mundial y a principios de los 50 empezó a actuar en Broadway antes de lanzarse a Hollywood.
Su vida personal fue extremadamente discreta. Tuvo tres hijos con su primera mujer, Jackie Witte, y en 1958 se casó con la actriz Joanne Woodward que le dio otros tres y le ha acompañado hasta el final. La sobredosis y posible suicidio de su primogénito, Scott, en 1978, fue una de sus grandes tragedias íntimas.
El actor tenía dos pasiones: las carreras de coches; quedó segundo en las 24 horas de Le Mans en 1978 y con 70 años fue el conductor más viejo en participar en las 24 horas de Daytona; y la filantropía. En 1982 se asoció con el guionista A.E Hotchner para comercializar su popular receta de salsa para la ensalada. La empresa no tenía mayores pretensiones que la de una aventura. Newman´s Own es ahora un negocio agroalimenticio que factura unos 150 millones de dólares y lo entrega todo a obras de caridad.A eso dedicó sus últimos esfuerzos.
Su última presencia en el cine se llamó Camino a la perdición y eso ya plantea toda una paradoja, porque no otra cosa que perdición fue el inmenso Newman para un amplio segmento de la humanidad, el segmento de las mujeres que aman a los hombres y el de los hombres que también aman a los hombres.
La más insensata y sincera de las perdiciones por la sencilla vía de unos ojos azules, un pelo canoso, unos pómulos de dios griego y unas mandíbulas simplemente perfectas.Tantas y de tan diversa índole son las razones por las que amamos a Paul Newman que, en el caso de los hombres que aman a las mujeres y de las mujeres que aman a las mujeres, y si se dejan al margen las motivaciones estrictamente artísticas -era, a secas, uno de los actores más dotados que pasó por el cine-, a uno le entran casi dudas de su condición.Y eso no ocurre sólo con Newman, aunque ocurre mucho con Newman. Gente variopinta e indiscutible como el Sean Connery de la madurez, el Brando del esplendor o el misterio Steve McQueen (uno de los más bellos sin ser especialmente bello) han llegado a provocar en ciertos individuos machos de la especie que ama a las mujeres temporales pero serias dudas respecto a su heterosexualidad, y que cada cual lo interprete a su manera.
Debe de tener que ver con eso que llaman aura, o con cierto halo de cercanía, o con la necesidad de protección, y hasta con la manía que tenemos de establecer paralelismos entre nuestros ídolos y algunos de nuestros próximos de carne y hueso. Y por supuesto, con la envidia sana del ufff, quién fuera él...
La cosa es que Paul Newman se especializó en ponernos de acuerdo a casi todos, así que es realmente complicado toparse con alguien tan insensato como para, desde lo sexual o desde lo artístico, decir algo así como:-A mí no me gustaba Newman.Era guapo, era atractivo, era frágil, era vulnerable, estaba hecho para materializar la indescifrable sima que media entre los dioses todopoderosos y los pobres diablos... los perdedores (Marcado por el odio, La gata sobre el tejado de zinc, El buscavidas, La leyenda del indomable...). Pero Paul Newman era, además, querible, por contraposición a otras bellas bestias masculinas de la historia del cine como el propio Brando, el hurón Daniel Day-Lewis, el muy inquietante Montgomery Clift o el frecuentemente chuloputas Alain Delon, gente fascinante y guapa pero de armas tomar.
En mayo de 2007 anunció que se retiraba del cine. "Empiezas a perder la memoria, empiezas a perder la confianza y la creatividad. Es un tema cerrado para mí".
Descanse en paz, Jon Piuman (vulgarmente conocido como Paul Newman), pero nunca nos dejes solos, nunca nos quites tu presencia y tu saber hacer... al menos nos queda la alegria (entre comillas) de ver y reveer una y mil veces el magnifico legado cinematográfico de uno de los actores mas grandes de la historia.
Descanse en paz, Jon Piuman